Estamos a principios de febrero y tenemos el día de San Valentín a la vuelta de la esquina, ¿te acuerdas de que el 14 de febrero celebramos el Día de los Enamorados?
Por si se te había olvidado, no te preocupes que ya te lo he recordado yo.
Pero vayamos por partes, porque a lo mejor ni siquiera te habías planteado celebrarlo, quizá porque crees que no tienes nada que celebrar aunque tienes un marido estupendo que te recuerdo elegiste tú (a lo mejor es momento de acordarse de todas las cosas buenas que viste en él), quizá porque ni siquiera habías caído en la cuenta, quizá porque dices que no hace falta, que es una cursilería, porque tu cónyuge ya sabe que le quieres, etc, etc, etc.
En esto del querer todo es comenzar y recomenzar.
No basta con querer, ha de saber que le quieres, y «obras son amores y no buenas razones», que decía mi abuela (¡¡Vivan las abuelas!! ya lo sabéis).
Y es que el Amor entre los dos es algo tan importante, que hemos de defender con uñas y dientes, por eso justamente vamos a celebrar este día, porque aunque en realidad es verdad que todos los días debiera ser, la realidad es que no es así. Y sí, es ñoño, pero ¿qué pasa? .
Celebrar un día concreto, implica pararnos y mirarnos un poco.
Realmente el estado de enamoramiento constituye la primera etapa del amor, a la que algunos psiquiatras califican de «enajenación mental transitoria», pero muy necesaria para que el amor vaya creciendo.
Porque la cuestión no es «te quiero», sino «quiero quererte siempre». Aquí está el quid, por eso, celebrarlo cada año significa mucho.
Vale, pero es que tenemos una idea muy equivocada del amor. En este sentido creo que Hollywood ha hecho mucho daño. Las personas somos completas cuando amamos y somos amadas. Y el hombre y la mujer aman igual pero lo manifiestan de formas distintas. Por eso, cielo, no puedes esperar que él piense como tú ni tú como él. Esta es la causa de muchos rollos que a su vez generan mucho sufrimiento entre los dos. Y ¿sabes qué? no vale la pena, tienen solución. Pero la solución pasa por querer, y por querer bien.
Si quieres algo: ¡¡DÍSELO!!
No te quiere más por leerte la mente. A parte de que el Grado en Adivinar no existe en ninguna universidad, que yo sepa.
Así que: ¡Manos a la obra! Te propongo un reto:
Este año, el plan del Día de los Enamorados lo vas a montar tú. ¿Yo? Sí, Tú. ¡Pero si debería ser él!
¿Ah, sí? y eso, ¿quién lo dice?
Pero no tiene porqué ser el día de San Valentín. Podéis instaurar el día que os dé la gana, pero instaurad uno.
Mi Jorge dice que a él le gusta el 9 de octubre que es el día de los enamorados valenciano. A mí me parece flipante, bueno, en realidad me parece una tontería, pero ¿qué más me da? (además, yo soy de Madrid). ¿El 8 de octubre?¡Pues el 8 de octubre!
Podéis iros a cenar a algún sitio que le guste. Si os gusta a los dos, fenomenal, pero es que le estamos diciendo que le queremos cuando ponemos el gusto, la felicidad de la persona amada por delante de la nuestra. Eso es querer.
Si tenéis hijos, llama a una canguro para que se quede con ellos. Si no puedes dejarlos con los abuelos, pregunta a la profe de tus hijos si sabe de alguna antigua alumna, por ejemplo. Pero por favor, iros solos.
Vuestros hijos lo que necesitan no es que estéis atados a ellos, sino ver cómo os queréis.
Una manera de hacer que caiga en la cuenta pero que piense que ha sido a él solito el que se ha acordado, es decirle que el jueves (si es que cae jueves), como es el día de los enamorados tienes una sorpresa para él, que se reserve la noche.
Automáticamente, él dirá que también tiene una sorpresa. Así, que objetivo conseguido.
¿Que el 7 de marzo, es El Día de los Enamorados?
Sí. En realidad, sería interesante plantearnos por qué nos cuesta tanto celebrar un día concreto. Pues te lo voy a decir yo, por falta de práctica.
Porque los jueves a lo mejor podrías hacer comida romántica en vuestra casa. Y os lo marcáis los dos en la agenda.
Y si los niños comen en casa, pues los jueves se quedan a comer en el cole, o en casa de la abuela, a la que por supuesto no le cuentas nada. Esto queda entre vosotros. Porque además de esposos, somos amantes, y los amantes buscan momentos para amarse. No tiene porqué ser complicado. Un vino rico, velas, una mesa preciosa, y te arreglas guapísima. El perfume no falla.
A nosotros nos ha funcionado. ¿Y por qué comida romántica? Por lo mismo que cuando vamos al cine vamos a la sesión de las 20.00 o cuando los viernes salimos a cenar llegamos al restaurante a las 20.30 como muy tarde, pues porque mi Jorge duerme poco y se me duerme por los rincones, así que si quiero cogerle la manita, lo de la comida romántica de los jueves es una solución maravillosa.
¿Y por qué? Pues porque le quieres, y quieres hacerle feliz.
No sólo es en las grandes hazañas, es en las pequeñas cosas de cada día, como comprar la cerveza que le gusta, o serviros una copita de vino cuando os véis por la noche mientras se hace la cena, es ponerle un vaso de agua cuando tú te pones otro….
El amor es algo muy curioso, porque cuanto más lo das, más crece, más tienes. Para él será irresistible.
Y te aseguro que vale la pena porque tus hijitos, como los míos, encontrarán a una zagala (que por descontado no será suficiente para mi niño) y con quien nos quedaremos es con nuestra media naranja. ¡¡Haz zumo!!
Así que te animo a que celebres el día de los enamorados, porque en el amor hay que meter cabeza, y voluntad, y claro, corazón.
¡¡Feliz Día de los Enamorados!!
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