Desde el 21 de diciembre tenemos a los niños en casa y unos días por delante que lejos de ser de descanso son agotadores porque ¿cómo son las entradas y salidas de casa?: Agotadoras. Sin embargo, son unos días maravillosos repletos de oportunidades para educar y querer. Para ESTAR. Para construir a nuestra familia, para reforzar lazos con nuestros hijos, para crear nuestras propias tradiciones navideñas familiares.

Las tradiciones navideñas:

Varían de un país a otro, pero las que de verdad son interesantes son esas tradiciones características de cada familia y que se han ido forjando a lo largo de los años, algunas fruto de lo que se hacía en las familias de origen, pero otras han nacido en el seno de la propia familia. Por si no se te ocurre por dónde empezar, te sugiero

Esto es importante, porque el sentimiento de pertenencia nos da seguridad, y la pertenencia a una familia concreta con un estilo concreto y unas tradiciones concretas, en los niños es fundamental. ¿Quién soy?¿De dónde vengo? son preguntas esenciales en la persona, y encuentran respuesta en algo tan sencillo como es las tradiciones familiares.

Los abuelos y sus «batallitas» juegan un papel fundamental en este sentido, porque ellos tienen una relación con nuestros hijos en la que nosotros somos meros espectadores, por eso es por lo que podemos sacarle un partidazo. Ellos contarán una parte de la historia que sólo ellos conocen. Pero además desde una perspectiva que hace que sus nietos les escuchen y admiren de una manera diferente totalmente a como nos ven a nosotros.

Los niños necesitan escuchar que estabas contenta de esperarla aún cuando no los esperabas porque ni siquiera estabas embarazada. Necesitan saberse queridos, deseados desde antes de la misma creación, y si por la razón que sea pues cada corazón es un mundo, no lo estabas, guardatelo para ti, no se lo digas, porque le puedes hacer mucho daño, y además que ahora no hubieras dejado de tenerlo.

Los abuelos les dicen cuánto se parecen a sus papás, porque papá cuando era pequeño como él, también jugaba a esto o a aquello, y a mamá le salían los mismos hoyuelos cuando se reía. Esto tan importante es lo que hacen los abuelos. Por eso hay que dejarles ser abuelos. No son la «cuidadora» que tiene que hacer lo que yo le digo porque para eso trabaja para mí, que no es lo mismo que el hecho de que nos echen una mano con la crianza.Abuela y nieta cocinando - 8 Ideas para crear tus tradiciones navideñas familiares,

Si les quitamos a nuestros niños a sus abuelos, ¿quién les va a comprar chuches?¿y quién les va a entender cuando su padre es un ogro que no comprende nada?. Los abuelos son lo más.

Las vacaciones de Navidad, son diferentes a las del resto del año. Entre otras cosas porque son «mágicas». Los buenos sentimientos invaden a todo el mundo, aunque no conozcan ni vivan el verdadero sentido de la Navidad. La prueba está por ejemplo en la forma de felicitarla, muchos dicen:»Felices fiestas» en vez de «Feliz Navidad». Pero no importa. A mí eso no me afecta a la hora de vivir la Navidad, porque lo importante es tu familia: tu cónyuge y tus hijos. Lo demás es externo. Se trata de cómo vivís tú y los tuyos.

Por eso te animo a crear vuestras propias tradiciones navideñas familiares, porque tu familia es única.

  1. En nuestra casa ponemos un Belén, muy alegre, de muchos colores. Creo que es de origen andaluz. Lo compramos cuando nació nuestra hija Lourdes, que casi se muere después de un embarazo muy difícil y de mucho reposo, quería algo muy alegre, porque teníamos mucho que agradecer y muchos motivos por los que estar contentos. Rodearte de cosas alegres te ayuda a estar alegre.

El pobre San José ha pasado por varias operaciones, pero sigue entre nosotros (lo que suele pasar en familias con muchos niños).

El año pasado secuestraron al Niño Jesús, ofrecimos una recompensa y apareció justo la mañana del 24. Menos mal porque creía que a mi Jorge le daba algo. ¡Casi llama al FBI!. Menos mal que no hizo la típica pregunta tonta de:»¿Quién ha sido?». Vamos aprendiendo, porque como dice mi amiga Charo, tenemos un hijo que se llama «Nadie». Tú preguntas,¿quién se ha acabado el turrón de chocolate?: Nadie. Pues eso, que ya no preguntamos.

2. También colgamos un Nacimiento de tela en el balcón, pero este lo dejo todo el año. En casa de los Sánchez-Tarazaga Álvarez queremos que sea Navidad siempre.

3. Poner el árbol de Navidad con los niños. En nuestro salón está todo el día encendido. Me encanta que se vean las luces desde la calle.

4. El menú navideño ocupa un lugar muy importante. Pavo, cochinillo, cordero, cocido de navidad….¿qué más da? lo que importa es con cuánto amor lo hagas, porque hay heridas que están en cada uno, algunas las hacemos sin querer a nuestros hijos, nueras, cónyuge. Otras nos vienen de fábrica, por nuestra historia. Todas son heridas, y todas son buenas, porque somos el conjunto de todo, es decir, que has llegado hasta aquí, hasta este eslabón de la cadena gracias a que están esos otros que no parecían tan brillantes, tan bonitos, pero que si los quitamos de esta cadena que es nuestra vida, nuestra historia, ya no somos nosotros. Pues esas heridas, se curan con amor. Así, que sí, es verdad, tener a 31 a cenar es una locura, y preparar los canapés que tanto le gustan a Juan me va a llevar más tiempo del que pensaba, y poner copas para todos es poner luego tres lavavajillas, es verdad, pero haciendo esto, estás curando heridas. Haciendo esto, estás realizando el mayor acto de libertad que existe, que es dar la vida. Darla, no que te la quiten.

5. Los momentos de preparar la comida son irrepetibles cara a la educación de los hijos, porque cuando estamos con ellos en la cocina, pueden surgir conversaciones que a lo mejor de otro modo no se darían. Es muy guai. Cómo ponemos la mesa, si sacamos la vajilla de nuestra madre…otra tradición familiar.

6. Este año hemos instaurado una «nueva tradición familiar», y es que a partir de ahora, si Dios quiere, vamos a invitar a todos los amigos de nuestros hijos que durante el año tenemos «a medias» con sus padres, o con aquellos que nos echan capotes, es decir con aquellos que forman parte de nuestra familia a comer. Me apetece muchísimo hacer una comida de Navidad en toda regla con ellos.

Les invitamos nosotros, no nuestros hijos.

7. Como vivimos en Valencia, asumimos algunas de las tradiciones típicas de esta tierra de naranjos maravillosa, como la de dar estrenas a los niños. Consiste en dar a cada uno un poco de dinero, pero en nuestra casa tiene que cantar cada uno un villancico, de menor a mayor. Si es necesario le ayudamos entre todos, pero la voz cantante (nunca mejor dicho), la lleva el protagonista. Es muy divertido.

8. Ir al cine la tarde del 25, o al circo, así como cantar villancicos a los abuelitos en el asilo, son otras posibles tradiciones estupendas.

Cada familia es distinta, la tuya también. Atrévete a crear tu propio estilo de familia. Lánzate y crea vuestras propias tradiciones familiares.

 

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